Una carta a la Isla que me vió nacer y crecer
Una pequeña historia de reencuentros, emociones mixtas y amor al lugar que siempre será “mi casa”
Querido Puerto Rico,
Después de pasar más de un año lejos de ti mientras creaba una vida en Colorado, decidí recibir el 2025 de la forma más irremplazable que conozco: en mi casa junto a mi familia, la brisa navideña de 70º, comiendo entremeses y el alboroto de los petardos y fuegos artificiales antes, durante y después de la medianoche
Recuerdo que la primera vez que te visité luego de la gran mudanza ya quería irme dos o tres días después de aterrizar. Solo había pasado tres meses fuera, y aún cargaba con demasiadas ansiedades mientras me adaptaba a la etapa de vivir sola, sentía un ajetreo por querer darle cupo a mil planes en solo una semana, era bien difícil coordinar encuentros con muchos seres queridos, pasaba por un luto reciente por la partida de un familiar y después me di cuenta de que no me había dado tiempo para crear un sentido de nostalgia por el capítulo de vida que había cerrado, por lo que los “pros y contras” de vivir dentro de ti (en especial los contras) se sentían demasiado frescos
Esta segunda vuelta se sintió distinta. Sabía que necesitaba recibir el 2025 contigo porque las despedidas de año en Colorado son muy quietos y alejados del resto del mundo, y en esta ocasión llegaba con un poco más de tranquilidad respecto a la independencia y la vida social, y también con nuevas costumbres creadas desde afuera para siempre sentir un pedazo de ti donde sea que esté.
La visita tuvo sus lados imperfectos. Hice menos salidas, vi a bien poca gente, fui a la playa menos veces de la que esperaba, hubo horas sin luz eléctrica, y aparecieron pensamientos que hace mucho tiempo no se aparecían.
Pero a la misma vez hubo mayor magia que aquella primera vez. Vi a varios de mis seres queridos, visité varios de mis lugares favoritos, le di una pausa a la vida ajetreada, comí mucha comida que añoraba, recibí el año nuevo con mucho ruido y en la zona horaria que acostumbro, y existía un sentimiento de que par de cosas han cambiado, pero aún hay brazos muy abiertos para que pueda existir en los lugares que me vieron crecer
Sé que aún no quiero volver a vivir completamente dentro de ti. Siento que me falta pasar por más experiencias por mi cuenta allá afuera (tanto personales como profesionales), no encuentro todavía como obtener nuevas oportunidades dentro de mi profesión y costear necesidades básicas, y aún hay muchas heridas de la mente y el corazón por curar que empezaron aquí
También sé que no quiero que nuestra separación sea permanente. Estados Unidos me ha brindado mucho, pero nunca será completamente un hogar. Así que pido que me tengas paciencia, que nos sigamos encontrando durante vacaciones o eventos importantes, que sientas mi orgullo patrio con cada noticia compartida, costumbres que le explico a otros o los medios que consumo, y que prosperes mucho para que algún día yo y millones de personas que sueñan con volver podamos estar en la tierra que nos vio nacer y crecer
Hasta la próxima vez,
Zaelys